jueves, diciembre 21, 2006

EL ESCUPITAJO




Harán lo posible para que no se reconozca que fue un acto de justicia. La Justicia es una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Y lo que correspondía al cadáver de Augusto Pinochet, histriónica y patéticamente instalado en la Escuela Militar, era ser escupido.
El escupo puede ser la consecuencia de una expectoración involuntaria, pero, lanzado sobre una persona o sobre un símbolo, es un acto de desprecio absoluto.
No es lo mismo odiar que despreciar: el nietzscheano Alain de Benoist nos recuerda que el odio es un sentimiento innoble, propio más bien de quienes desesperan; el desprecio, en cambio, emana de quienes saben de superioridad y, por ello, tienden de modo espontáneo a hacer lo justo.
El escupitajo que Francisco Cuadrado Prats lanzó sobre el féretro que contenía el sórdido cadáver de Augusto Pinochet fue un relevante y exacto gesto de justicia: el macabro ejercicio del poder que realizó durante diecisiete años sólo merece el desprecio de quienes aún sienten en alguna parte de su psiquismo la extraviada fuerza de la chilenidad.
Se trató de la expresión –de vehemente elegancia– de la justicia aún no hecha a la memoria del general Carlos Prats González. Y la expresó nada menos que su nieto.
Harán lo posible para que no se reconozca que fue un acto de justicia, pero la memoria colectiva de los chilenos suele ser más certera de lo que se supone. Los que jugarán a esa posibilidad están obnubilados por un odio psicótico y malsano; el gesto de Francisco Cuadrado Prats fue un acto de justo y exacto desprecio. Las futuras generaciones de chilenos así lo entenderán.

4 comentarios:

puebloppd dijo...

Vaya un abrazo para Pancho Cuadrado Prats...
Con compañeros consecuentes como él da gusto ser PPD.
Un abrazo alegre, fraterno y rebelde !!!
Valeria.

LUIS MARÍN dijo...

Un escupitajo es una rotería innoble así sin más, que, en este caso, se presta para que el pinochetismo duro (por ejemplo los sujetos de la página despiertachile.cl) le metan más leña al horno, y para que los derechistas despinochetizados ponderen el hecho de volver a su matriz inspiradora... El fuego no se apaga con fuego.

En el año de 1988, otro militante del PPD agredió brutalmente a Pinochet, apuntándolo con el dedo a todo Chile (por medio de la televisión) y tratándolo de cómplice de homicidios y torturas. Ese acto de alta inteligencia difiere substancialmente del berriche mongoloide del señor Cuadrado, consistente en el "valiente" acto de escupir el féretro de un hombre muerto que, más encima, contaba al momento de morir con un poder inconmensurablemente menor que en el año 1988.

Bueno, todos sabemos que el primer caso corresponde a uno de los chilenos más célebres de nuesta historia, y el segundo al de un pelafustán que vive de ODIOS VIRTUALIZADOS y que -no me cabe ninguna duda- constituye el bochorno de sus parientes que vivieron el horror de la muerte del general Carlos Prats de manera directa, pero que jamás habrían cometido esa imbecilidad de guanaco oligofrenizado.

ATTE: UN MILITANTE SOCIALISTA

Copérnico dijo...

.....don aníbal (su cruzada literaria me recuerda al general cartaginense luchando contra la inclemencia alpina).....lo de Serrano y sus razones sobre la incorporación femenina al ejército parecen al menos atendibles.....saludos

Anónimo dijo...

Un hombre que merezca ser llamado de tal forma no se levanta contra quien ya no puede defenderse. Eso no es de hombre, sino de rata miserable.

Pero, claro, en Chile ya casi no quedan hombres. Y ahora se ha muerto uno de los mejores.