viernes, julio 29, 2005

Tengo mis razones


La verdad es que no me fascina este asunto, pero no es menos cierto que hay que aceptar los desafíos. Creo que me será conveniente tener un blog propio para intercambiar ideas sobre literatura.
Puedo contar que lo literario empezó a entusiasmarme hace poco (yo tengo 61 años). En ese sentido, vale la pena traer a colación lo que sostiene el semiólogo francés Roland Barthes: "El escritor es el observador que se sitúa en la encrucijada de todos los otros discursos sociales".
Me parece que allí está la importancia de la literatura en todas sus expresiones (poesía, narrativa, crónica, dramaturgia, ensayística, etc.): de lo que se trata es de estremecer las palabras para capturar nuevas realidades.
Yo había empezado a trabajar en novela, pero poco me demoré en caer en la cuenta de que me falta oficio. Empecé complicándome. Pese a que, gramaticalmente hablando, escribo bien, mi problema tuvo que ver con funcionalidad: introduje muchos datos innecesarios y hasta ampulosos.
Lo que me interesaba -y me sigue interesando- es novelar mi experiencia como oficial del Ejército de Chile entre 1969 y 1981. Como bien me lo hizo presente un amigo, hay antecedentes íntimos del psiquismo militar que merecen ser conocidos por el común de las personas. Mi novela quedó en stand-by, pero no he renunciado a escribirla.
También espero escribir noveladamente sobre el llamado Caso Pinto: el abril de 1992, apareció apuñalado en un motel de Temuco el constructor civil Gustavo Patricio Pinto Cáceres. Como periodista que soy, logré varios antecedentes que la policía y los tribunales desconocen (o prefieren desconocer). Se trata de un caso altamente emblemático de lo que es Temuco (Neruda llegó a decir que nuestro Temuco ha sido, es y será un Far West); creo que hay una exigencia ética en entregar luces acerca de un hecho que ensombrece la buena conciencia de los temuquenses.
Vale la pena aclarar algo. Cuando hablo de "novelar" no me estoy refiriendo a distorsionar realidad alguna sino, por el contrario, a hacer más creíbles y asimilables ciertas realidades.
Ahora estoy ensayando en el cuento. Y es bueno que haya dicho "ensayando" pues espero que sea un trabajo narrativo, pero con mucho de ensayístico. He llegado a la personal convicción de que el ensayo, en tanto que género literario, no es sino tomarle el peso a ciertos temas sin aspirar a dilucidarlos. La dilucidación, a mi juicio, corre por cuenta de los lectores.
Hace poco terminé un trabajo de crónica sobre la identidad temuquense. No me dejó del todo satisfecho, pero espero ganar el premio respectivo ya que el tema no deja de estar bien planteado. El concurso, llamado Crónicas Regionales, fue convocado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, lo que, dicho sea de paso, es una encomiable iniciativa: creo que es urgente que la sociedad civil chilena atine a encontrarse con su pasado y, por esa vía, con sus realidades actuales y futuras.
Bueno, creo que basta por ahora. Espero que haya comentarios acerca de las líneas precedentes. Hago propicia la oportunidad de ponerme a disposición de todos.
ANÍBAL BARRERA ORTEGA

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