Me alegro que estén ellas, pues serán musas de inspiración. Es posible que estas escuetas explicaciones no sean capaces de abrirse paso en la cruel tecnología posmoderna. No obstante, ahí estarán: dos mujeres sospechadas pero desconocidas.
Nací en Santiago. Hijo único de Aníbal y de María Teresa, mi infancia transcurrió en una soledad a veces agobiante. No obstante, no me quejo.
Soy groseramente optimista. Lo soy porque asumo lo enseñado por Jaime Huenún, en 'Puerto Trakl': "...la soledad nos había curado para siempre/de todo temor y de cualquier destino".
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